sábado, 19 de mayo de 2018

A tartaruga bebe água

Decidí probar una app para aprender portugués y no sé qué tan efectivo pueda llegar a ser pero al menos tengo algunas palabras nuevas. La frase del título me asaltó hace un par de días en la pantalla del teléfono. Es fácil de traducir y lo que llamó mi atención fue la palabra para “tortuga”.

Es muy larga y la primera impresión fue que tenía que ver con “tártaro”. Vi una tortuga bastante agresiva hace años en Tarapoto pero aún así no me pareció una criatura infernal. Me pregunté por qué los portugueses habían alargado la palabra y de inmediato pensé que también pudo ser que los españoles la acortaran.

Me puse a investigar. La palabra tiene formas parecidas en varios idiomas europeos emparentados con el latín. En italiano es la misma palabra portuguesa.
Todas parecen emparentadas: En inglés usan “turtle” para la tortuga acuática y “tortoise” para la terrestre.
“Tortoise” suena muy francesa y es porque viene del francés “tortue”. “Turtle” se escribe igual en otros idiomas aparte del inglés, como el corso. En catalán también dicen “tortuga”, en vasco “dortoka”.

En griego dicen “chelóna”, de donde viene el nombre científico de la familia, los quelónidos.

Obviamente las otras tienen un origen común y resulta que es también griego.
Hay especies de tortuga que viven en el barro y en la estación seca se quedan debajo hasta que vuelven las lluvias y el lago revive. Al verlas surgir de la tierra decidieron que parecían venir del inframundo, llamándolas “Habitantes del infierno”, “Tartarukus”. Esa palabra sirve también para “demonio”.
El mundo griego estaba bien asentado y era muy influyente cuando fue cubierto por Roma, su heredera en religiones, mitos, tradiciones políticas…
El cristianismo apareció en un mundo políticamente romano pero culturalmente muy griego, y por eso recibieron esa fuerte influencia. La filosofía griega puso su sello desde temprano en el cristianismo (de hecho los primeros cristianos no semíticos eran griegos). Eso de la trinidad, por ejemplo, no es hebreo sino griego. Y otro ejemplo de esa influencia es que los cristianos primitivos usaron la tortuga como símbolo del espíritu del mal, de los habitantes del infierno.

“Tartarukus” pasó al latín sin cambios en la pronunciación y al difundirse por Europa, como es usual, cambió de varias maneras.
En italiano y portugués quedó casi igual, pero a través del latín medieval “tortuca” llegamos a las versiones española y vasca. En francés e inglés se acortó más.

Los siglos de viaje de esta palabra felizmente no han terminado. No quisiera yo que el final fuera el pókemon Wartortle…


(Mientras escribía lo de las dos palabras inglesas para “tortuga”, tuve el súbito recuerdo de un texto de Borges donde explica que también tienen dos palabras para “sirena”: “Siren” es el monstruo marino de los mitos griegos, y “mermaid” es el clásico bicho mitad humano y mitad pez. Acaso ponga algo de eso en otro post).